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El algodón es una fibra natural que, al ser tejida o tricotada, produce una tela suave, fuerte, transpirable, absorbente y lavable. El algodón proviene de las fibras esponjosas que rodean las semillas de la planta del algodón. Aunque la planta del algodón crece de forma silvestre en varias regiones tropicales o subtropicales secas, es un cultivo que requiere mucha mano de obra. El crecimiento óptimo requiere calor seco, sol, riego regular y protección contra plagas y malezas.

El algodón se cultiva para el comercio en más de 80 países. Sin embargo, la producción se concentra solo en seis: China, India, Australia, Brasil, Estados Unidos y Pakistán, que producen el 80% de todo el algodón.

Al ser vegano y biodegradable, el algodón tiene todas las cualidades para convertirse en un tejido duradero. Desafortunadamente, esta fibra esponjosa aparentemente inofensiva tiene una fuerte huella en el medio ambiente. El algodón cultivado de forma convencional es perjudicial para el medio ambiente debido al alto consumo de agua, la contaminación, la degradación del suelo, las emisiones de gases de efecto invernadero, los pesticidas tóxicos y los fertilizantes.

Uso del agua y contaminación

Más de la mitad de la producción mundial de algodón se produce en áreas con estrés hídrico alto o extremo. Se necesitan 2700 litros de agua para hacer una sola camiseta de algodón. Grandes volúmenes de agua se dirigen a las granjas y el algodón no proviene de fuentes naturales, no es amigable para las personas y otros usos agrícolas. Las consecuencias son graves: por ejemplo, el mar de Aral se ha reducido en un 85% después de décadas de producción de algodón.

Productos químicos tóxicos

Actualmente, se utilizan muchos productos químicos para cultivar algodón, aproximadamente el 6% de los pesticidas del mundo y el 16% de todos los insecticidas, muy por encima de cualquier otro cultivo. Estas sustancias son muy dañinas para el medio ambiente, contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero y contaminan miles de litros de agua potable. La Organización Mundial de la Salud ha descubierto que los insecticidas más comunes utilizados en la producción de algodón incluyen tres de los productos químicos más peligrosos.

Suelo degradado

Otro problema con la producción de algodón es el uso extensivo de la tierra, que convierte hábitats importantes en usos agrícolas. Cantidades tan grandes de agua también conducen a la salinización del suelo, lo que significa que otras plantas tendrán dificultades o no crecerán allí.

El problema de la biodegradabilidad

Aunque no pueden servir como alimento para otras plantas, las fibras esponjosas que componen las cápsulas de algodón son completamente biodegradables y compostables. Sin embargo, si se tratan con determinados productos químicos o se mezclan con materiales sintéticos, como suele ocurrir en la industria de la moda, pierden su propiedad duradera.

La solución es utilizar materiales y métodos que reduzcan el impacto en el medio ambiente, como el algodón orgánico. Es una fantástica alternativa sostenible a los cultivos habituales. Este sistema de producción orgánica se enfoca en mantener la fertilidad del suelo y no usa pesticidas tóxicos, fertilizantes sintéticos y químicos dañinos. Tampoco hay riesgo de alergias.

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[Foto de Pixabay]